Profesionales antisistema versus lameculossucios.
De un extraordinario coraje me pareció la aparición de Jimmy Jump durante la actuación del representante español de Eurovisión. Este tipo de acciones antisistema son absolutamente necesarias para despertar la conciencia del pueblo que pretenden adormecer con festivales melifluos y canciones ñoñas.
El salto a un escenario de este nivel reviste una preparación y un soporte técnico que me hace pensar que Jimmy Jump no actúa sólo. Con toda seguridad tiene un equipo que le apoya. El éxito que ha conseguido, acaparando la atención de los titulares, muestra tanto su genialidad como el escaso interés que despierta un festival anodino. Ha sido un acto espontáneo revestido de una potente carga simbólica, a favor de los derechos nacionales de Catalunya y de protesta ante tanta estupidez organizada. La idea española de acudir con una canción de tono prácticamente infantil, en un año como el que corre, es un insulto en toda regla, una tomadura de pelo, una prueba más de cómo se trata de usar los medios para evadir la atención de la gente de sus problemas reales. Cualquier manifestación artística ha de estar siempre a tono con los tiempos en que se produce. La tontería de “algo pequeñito, algo muy bonito” estaba totalmente fuera de lugar. Mi más sincera enhorabuena a Jimmy Jump. !Cuánta falta hacen más profesionales que atenten contra el sistema!. Espero que otros sigan su ejemplo pues el camino para cambiar el status quo pasa ineludiblemente por boicotearlo desde todos los frentes. Se quiere hacer creer a los jóvenes que trabajando desde dentro se puede avanzar en el progreso social, pero los hechos demuestran que sólo se retrocede. Es precisa la acción directa, reivindicativa y genuina para tumbarlo.
Lo más detestable que puede hacer un profesional del espectáculo es convertirse en una marioneta y propagar ideas contra su propia clase y sus principios. La entrevista que Jorge Javier Vázquez hizo el pasado sábado a Carmen de Mairena fue un ejemplo de terrorismo mediático en el que todo vale para mantener la audiencia, incluso faltar al respeto a una persona mayor y desvalida.
Conocí a Carmen de Mairena cuando aún no había hecho el cambio. Su nombre artístico era Antonio de Mairena y cantaba copla en el Molino. Tenía un estilo propio, mariconeaba en el escenario e interactuaba directamente con el público. Causaba una gran impresión en la Barcelona de los años 70, en plena eclosión, real o fictícea, de las libertades políticas y sexuales. Después fue uno de los artistas que se vio en la calle con el cierre del teatro y se transformó en el personaje mediático de Carmen de Mairena, probablemente por pura necesidad de supervivencia. Actualmente estoy convencida de que, como tantos artistas, ni siquiera tiene una pensión de jubilación y se ve obligada a seguir acudiendo a ciertos programas a pesar de su descarada intención vejatoria. Jorge Javier Vázquez la ridiculizó, le pidió que se sacara la peluca y abusó de su situación de poder con una persona que merece compasión por muchos motivos. Y precisamente alguien que reivindica los derechos de los homosexuales actúa de un modo tan procaz. ¿Acaso solamente pretenden defender los derechos de los gays como ellos, de los que en un momento dado pueden pasar por hombres heteresexuales acercándose a un mujer y haciendo el paripé? Este tipo de personajes tejen una mafia y se infiltran en los medios de comunicación y en la política con el fin de protegerse unos a otros. No les importa saltarse los principios que dicen defender con tal de mantenerse en el candelero.
Otra entrevista penosa de Jorge Javier fue la que le hizo a Rafa Méndez. En un horario en el que podía haber niños viendo la tele simularon que se daban por el culo y elogiaron un programa asqueroso como el que presenta Rafa: After Hours. En este programa se enaltecen las más bajas condiciones del ser humano como el sexo de pago, la ociosidad de los ricos o la promiscuidad obsesiva. Es la verdadera cumbre de la telemierda, pero se vende como un programa de investigación en el que salen situaciones insólitas en televisión. Ambos son el vivo ejemplo de dos profesionales que, si alguna vez tuvieron principios, los prostituyeron en aras de convertirse en una pieza de la compleja máquina que gira constantemente para atontar al público.
He sido invitada reiteradamente a acudir al programa Sálvame y me he negado. Con respecto al programa After hours,en su última edición, sus productores trataron de engañarme sobre la temática e incluso estuvo todo el equipo una tarde en mi casa grabando un extenso reportaje. Vino la directora, el realizador, dos cámaras, un técnico de sonido y un ayudante de cámara. Pero nunca se emitió por que me negué a firmar los derechos de imagen sin ver previamente el montaje. Probablemente también decidirían que no les interesaba, ya que estuve todo el rato hablando de política, de arte y de relaciones humanas. ¿Qué interés tienen estos temas? Es mejor emitir mierda a destajo. Esta es la mentalidad que adquiere al final quien renuncia a sus principios y se acopla al sistema para sobrevivir. Es la mentalidad del gusano.
3 comentarios
Idoia López -
P.D.: Tu admirada Shirley Verrett murió el 5 de noviembre en Michigan a los 79 años.
Carlos -
Pablo -Getafe- -
Hay que recordar que Eurovisión es un festival organizado por las televisiones públicas europeas, el modelo de empresa que la gente de izquierdas debemos defender.
Me parece a mi que muchos hablan de los derechos de la nación catalana, cuando en el fondo solo están pensando en el beneficio económico. Hay que ser de izquierdas, pero tampoco vamos a dejar que nos tomen el pelo.