El estrepitoso fracaso de un maestro menor.
Esta es la Falla innovadora que planté en la demarcación de Joaquín Costa Burriana. La dificultad de la plantada era enorme, pues el cuerpo central y el remate se apoyaban solamente en dos puntos. Cualquier falla de la sección especial tiene una mayor seguridad y facilidad de plantada por los soportes reforzados que la mantienen. Esta falla aguantó en pie todos los días de la fiesta, causó la admiración de asociaciones de artistas internacionales y se quemó con abundante llama gracias al recubrimiento del corcho con cartón piedra. Sin embargo no recibió ningún premio, pues su temática criticaba fuertemente la globalización y la política del gobierno de Aznar.
Este año, el derrumbe de los remates en las fallas municipal y Nou Campanar supone el fracaso de dos de los artistas que mayormente han contribuido a la banalización del monumento fallero. Latorre y Sanz se han caracterizado siempre por componer sus fallas grandes con temática infantil y Pedro Santaeulalia por primar la grandiosidad sacrificando el contenido crítico. En connivencia con el Ayuntamiento conservador de Valencia, estos artistas y su estela de seguidores han privado al monumento fallero de su esencia: la crítica de la realidad social y política.
Seguirán teniendo el apoyo municipal y del capital de la construcción; pero el daño que han hecho a la fiesta fallera es tan irreparable como los remates destrozados de sus fallas. José Latorre haría bien en dimitir como Maestro Mayor del Gremio de Artistas Falleros, pues su mandato se ha caracterizado por la descalificación de los artistas más combativos, entre ellos yo misma y Alfredo Ruiz. Argumentado pretextos técnicos, y apoyándose en los artistas más mediocres, el sr. Latorre ha conducido la creación fallera hacia una especie de apología del sistema contraria totalmente a sus raíces. Cuando no ha podido argüir estos pretextos, se ha inventado otros aún más inverosímiles para apartar a sus posibles competidores y a los artistas críticos. Por ejemplo mi expulsión del Gremio de Artistas Falleros de Valencia se basó en el argumento de que yo hacía obras de arte, que no fallas.
Ahora bien, cuando los artistas que apoyan a la corporación municipal tienen un traspiés, en seguida saldrán los ediles a defender su labor y justificar sus errores. A cambio el Gremio de Artistas Falleros de Valencia seguirá enfocando su limitada crítica a los políticos catalanes o madrileños y elogiando a los valencianos.
La realidad es que en algunos talleres de Valencia se hacen las fallas a última hora, deprisa y corriendo, mientras se dedica la mayor parte del año a otros quehaceres más lucrativos, parques temáticos, escenarios, etc, como bien anuncia la cabecera de la página wcb de gremio valenciano.
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