Cena del Gremio de Artistas y Artesanos falleros de Burriana
El pasado sábado se celebró la tradicional cena del Gremio de Artistas y Artesanos falleros de Burriana. No tenía intención de acudir porque últimamente estoy algo desvinculada de esta actividad y cansada de cenas de compromiso; pero unos días antes me llamó el presidente del gremio para confirmar mi asistencia y me animé. Resultó ser una velada muy agradable. Los artistas falleros de la provincia de Castellón se caracterizan por su sencillez de carácter, su extraordinaria capacidad de trabajo y su conocimiento profundo de las técnicas de construcción de monumentos. Se nos hicieron las cuatro de la mañana contando anécdotas en valenciano. La falla de la fotografía la planté en la demarcación de J. Costa-Burriana de la ciudad de Valencia el año 2003. El tema era una crítica a la globalización. El hexaedro central se sustentaba en dos puntos: la bola del mundo y el pensador. Diversos personajes de traje y corbata con el rostro deformado estaban atrapados en su interior. Debajo de ellos estaba el ninot de Aznar con los pies encharcados de chapapote. Esta figura de cera fue indultada del fuego y aún la conservo. El monumento estaba rematado por una ninfa, simbolizando la esperanza. El carácter innovador de esta falla fue destacado por el diario Levante que publicó su foto. A partir de este trabajo reconducí de nuevo mi labor plástica hacia la pintura y la escultura.
Quizá para compensar la ausencia de una falla oficial en Burriana, el alcalde lanzó durante la cena un reto que me pareció de sumo interés. Ofreció a los miembros del gremio la posibilidad de construir monumentos estables en distintos emplazamientos de la ciudad. Se trata de una oportunidad fabulosa para elevar la categoría artística de esta actividad, algo por lo que siempre he abogado. Espero que realmente se habiliten los cauces para llevarla a término y no se quede en una propuesta electoralista.
Hoy en día existen existen diversas técnicas escultóricas basadas en resinas o en cementos especiales que permiten la construcción de monumentos para el exterior sin tener que recurrir a los costosos procesos de la fundición en bronce. Es preciso que las instituciones y los particulares se animen a adquirir estas piezas y en este sentido la iniciativa del alcalde de Burriana me pareció estupenda. Si los artistas falleros hacen suyas estas técnicas novedosas, una parte de esta industria se podría reconducir a una actividad más lucrativa y universal. Aunque cuando hablamos de construir un monumento estable no es sólo cuestión de técnica, si no que es fundamental aportar una idea artísticamente válida. Personalmente he estado investigando estas técnicas en figuras de hasta dos metros y tengo un gran interés en trasladarlas a monumentos de mayor envergadura.
En esta falla yo traté de explorar la frontera entre las técnicas del modelado escultórico figurativo y las de construcción de fallas. De hecho algunas figuras como el pensador y la ninfa del remate, armadas con materiales distintos, podrían constituir una escultura permanente. También llevé el monumento fallero más allá de la clásica caricatura y, a pesar de que había carteles explicativos como es preceptivo en las fallas, mi intención era que el conjunto escultórico en sí mismo contuviera un mensaje visual que indujera al espectador a la reflexión.
Este monumento tuvo una fuerte oposición dentro del mundo fallero, incluso un grupo de la misma comisión que lo contrató era contrario a su estética y planteamiento. Sin embargo también fue admirado especialmente por personas ajenas al mundo fallero que vieron en él un mensaje universal que transcendía la fiesta. El presidente de la asociación de artistas del fuego “Feuer Berge” del Tirol austríaco, que ese año acudió a Valencia para conocer las fallas, demostró un gran interés por mi arte y me invitó a la convención anual de su asociación.
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ESTELA DAHER -