La falla polémica
Este artículo fue publicado por el diario El País en su edición para la Comunidad Valenciana. Para la mayoría de los que veis el cine, el arte, la televisión, la prensa, las fallas, etc. como espectadores quizá os parezca exagerado lo que voy a decir; pero yo vivo todos esos mundos desde dentro y os aseguro que en todos existe la misma presión: el poder intenta controlarlos por todos los medios, con llamadas de atención, con avisos para que se hable bien de él, financiando lo que le interesa, colocando a personas de confianza, etc. Quizá yo he sido muy ilusa pensando que el talento y el esfuerzo siempre son reconocidos; pero cuando algo transmite un mensaje que no conviene, se sustituye por cualquier vanalidad sin contenido.
El propio Lorenzo Mila hablaba en una entrevista publicada este fin de semana de su lucha por el periodismo independiente y admitía que "el poder llama para que hables bien de él" y que durante treinta años de democracia el intento de influir en los informativos ha sido constante.
Las Fallas no están exentas de este control, que se ejerce por diversos medios. El primero es la autocensura que se aplica el artista por miedo a la verdadera censura, dejándo de expresar lo que querría o eludiendo los temas más delicados. La censura propiamente dicha se ejerce desde la Junta Central Fallera y el Ayuntamiento a través de la concesión de premios y subvenciones. El jurado que otorga los premios pertenece a estos organismos o es escogido por ellos, y esos palitos con el estandarte son fundamentales para la economía del artista y de la comisión fallera. Por tanto el sistema es claro: la falla pone a parir a los políticos del Ayuntamiento (como sería lo normal en la fiesta fallera) se queda sin premio.
La Junta Central Fallera fue culpable de no custodiar la obra que se depositó en sus locales, en todo caso debían haberme solicitado su retirada si no querían admitirla; pero presionar a los falleros para que la destruyeron en el propio recinto de la Exposición fue una salvajada, un delito, una barbaridad propia de fascistas.
1 comentario
terrorismo_kitsch -